Amanece lloviendo.

Estoy viva, físicamente, por lo que todos ven, mi principal pregunta es, ¿qué hago viva? ¿Por qué no dejé esto hace tiempo? Es que todavía no encuentro una respuesta que englobe el por qué de ello. De momento, creo que la música me hace seguir viva psicológicamente y tampoco, poco a poco, me va consumiendo, como se consume mi droga día a día, tan rápido, que ni llego a disfrutarla. Escucho música solo para llorar o recordar algún momento que quisiera vivir, pero que ya, se vivió y no hay vuelta atrás. Escucho música para lamentarme de la persona que hoy día soy y de todos los errores que he cometido, la escucho para que mis pensamientos suicidas vayan aumentando. ¿Y si dijese que sigo viva por Brian? ¿O por cada miembro de cada banda que me hace tiritar al oir su música? No lo se, si yo no lo se, a quien pretendo engañar con todo esto, mientras me crean, soy libre de cualquier pecado que me pueda caer. ¿Cómo sería el no volver a amanecer? o ¿cómo sería dormir para siempre? Suelo acostarme con la cama empapada de lágrimas, de insultos, de golpes, de sangre. Me acuesto con la depresión aumentada y la caja de pastillas vacías. Me acuesto con el deseo de no volver a amanecer nunca más. Una vez más, suena ese despertador y con él, mis ganas de vivir y mis lágrimas empiezan a aparecer, no había visto esta eficacia nunca, tener que correr para quitarme todo de la cara y ver que mis ojos estan más hinchados que la noche anterior, tener que frotartelos y bajar con una sonrisa, temiendo entrar por las puertas de ese colegio que se convertirán, un día más, en mi peor pesadilla. Tranquila mamá, no me pasa nada, mi única preocupación, es estudiar.